jueves, 14 de enero de 2010

Pregunta: Si hay cientos de otros mundos perfectos o "normales", ¿por qué nos tocó la "mala suerte" de estar en un mundo imperfecto?


Muchos lectores podrían pensar por que nos tocó la china al vivir en un mundo tan terrible, existiendo miles de mundos perfectos en el universo. Las tragedias de la vida, desde situaciones personales, hasta grandes calamidades nos hacen preguntarnos ésto. ¿Representa éste razonamiento una imposibilidad para creer en vida material en otros mundos? ¿Es una injusticia?

Alguien que padezca una enfermedad terminal o tuvo que quedar incapacitado entre miles de sanos me entiende. Un accidente nos puede dejar inválidos entre miles de sanos. ¿Por qué a mí? ¿Es una injusticia de Dios? Lo que nos sucede a nivel personal representa la respuesta para lo que nos puede suceder a nivel planetario.

No lo veamos como mala suerte, sino como una grandiosa oportunidad. ¿Acaso no es la forma correcta de enfrentar la adversidad? Nosotros tenemos algo que los seres creados en perfección no tienen (sean ángeles o hombres de otros mundos). Tenemos la maravillosa virtud de creer, de luchar, de tener Fe, sin pruebas. Ellos son perfectos por el amor de Dios. Nosotros lo seremos algún día por nuestro amor a Dios. Seremos perfectos por compasión Divina y a pulso de esfuerzo. Somos la sana envidia de la creación.

Además, el Padre ama tanto a sus hijos imperfectos, que ha honrado a nuestro sufrido Planeta con la visita humana de su Hijo hace casi dos mil años. Nuestro mundo será conocido como un templo simbólico, la mansión humana en dónde un dios habitó (el Obrero Maestro de todo el Universo), y será el planeta más envidiado. Aquí Jehová vindicará además su soberanía Universal. Los ojos del cosmos y el universo sin duda están sobre la Tierra.

Pero este amor por éste planeta y sus habitantes va más aún. En una escala cósmica, la ilustración de Jesús es magnífica:

"¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se había descarriado? Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños". (Mateo 18:12-14).

Nuestro mundo, es como la oveja extraviada. Jesús por amor vino a buscarla en persona, dejando a las demás creaciones perfectas. ¡Qué amor más extraordinario del Padre y del Hijo! Cuando la Humanidad vuelva a la perfección y la Tierra se convierta en un Paraíso lo entenderemos a cabalidad. Jamás dejaremos de agradecer.

La Tierra será exaltada por toda la Eternidad.