sábado, 23 de enero de 2010

Afirmación: La vida en otros planetas no puede ser, ya que Dios no quiere confundirnos. Puede ser obra del diablo.


Ésta es una idea y afirmación común entre muchos. No obstante, el temor a entender cierta realidad no hace que ésta posibilidad sea demoniaca automáticamente. Éste asunto ya fué tratado en parte en una entrada anterior.

En 1783 se lanzó un globo de hidrógeno sobre París, de 28 metros cúbicos. El artefacto bajó de entre las nubes, a 25 kilómetros de distancia, siendo atacado por los aldeanos del lugar, que lo consideraron un monstruo tripulado por los demonios y Satanás. Los pobres pilotos fueron apaleados por la gente de la aldea. La Iglesia enseñaba que violar la ley de la gravedad era algo diabólico. Hoy matemáticos y hasta el mismo Papa se pasean por los aires en sendos aviones que elevan hasta 500 personas. Hoy es absurdo verlo como algo satánico y anticientífico. Existe un peligro en considerar imposible (en el caso de la ciencia) y satánico (en el caso de la religión) a todo a aquello que no podamos explicar o que desconocemos.

Recordemos que Jesús implantó una sola religión verdadera y Satanás creó miles religiones falsas y las hizo circular. Si no tuviésemos la oportunidad de saber cuál es la verdadera, ¿deberíamos creer que todo es falso? Si hay billetes falsos circulando, ¿quiere decir que no hay ninguno verdadero?

¿Por qué Dios ha permitido que existan miles de religiones falsas? ¿Acaso no podría confundirnos? ¿Acaso no hay posibilidades de confundirnos con tanta falsedad? ¿Niega ésto que pueda existir la religión verdadera?

Un asunto no puede ser evaluado tan infantilmente. El temor es saludable porque nos protege, y evidentemente hay que tener cuidado. Pero no podemos actuar como los inquisidores de la Edad Media que destruían todo lo que no entendían.
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Es probable que algunas civilizaciones en la perfección nos visiten y observen sin intervenir, pero Satanás y sus agentes han creado una cantidad impresionante de avistamientos y contactados para confundir a la humanidad, tal como lo hizo con la religión verdadera que actúa en medio de centenares de religiones falsas.

¿Cómo podemos saber cuales visitantes son los verdaderos?

No es difícil. Los verdaderos (aunque podrían manifestarse) son prudentes, no son exhibicionistas con sus naves. A lo mucho, se divisan desde lejos. Pero en nada se parecen a algunas manifestaciones impresionantes que a veces se muestran. Tampoco tienen contacto con los humanos. Saben que estamos en "cuarentena" y estamos aislados hasta el término del Milenio. No violan ese decreto. Por lo tanto, jamás van a aparecer bajo el amparo de un gobierno político de la bestia de Satanás, o bajo el alero de un grupo de iniciados en asuntos místicos.

En cambio, el engaño del diablo se hará manifiesto porque los OVNIS y "extraterrestres" se presentarán patrocinados por los poderes o grupos seudoreligiosos de éste mundo. Ésa es la diferencia.