jueves, 5 de noviembre de 2009

Sobre la Naturaleza de los Ángeles, Tercera Parte


Si los ángeles rebeldes no se pueden materializar, ¿cómo explicamos las múltiples apariciones de fantasmas? ¿Cómo explicar los movimientos de objetos en las casas? ¿Cómo explicar ciertos casos en dónde los testigos han "tocado" al difunto?

Sobre el tema de la materialización, la Biblia nos enseña varios "estados" de materialización desde el nivel espiritual al nuestro. Por ejemplo, si leemos ciertos pasajes del libro de Daniel o los Evangelios observamos a seres con ropajes brillantes, con ojos llenos de fulgor y luz alrededor de ellos, y de aspecto parecido al bronce ardiente. Da la impresión de que ese es un nivel de materialización básico en dónde los ángeles se hacen visibles, pero con un aspecto muy similar (lleno de gloria) al que tienen en la región espiritual. Curiosamente en estos relatos, no aparecen con alas (las que se observan solo en visiones simbólicas y que denotan desplazamiento). No obstante, su gloria es manifiesta y provocan temor, e incluso desmayo en los sujetos humanos. No es para menos.

Ahora bien, hay otros relatos de materializaciones en que los ángeles son más parecidos al hombre, pero son etéreos y no les gusta que los toquen. Es el caso de una de las apariciones del Jesús resucitado ("deja de colgarte", le dice a la mujer). No obstante, parece que más adelante se formó un cuerpo más denso, el cual podía interactuar mejor con los hombres.

El tercer estado de materialización (o corporización) es el que deja a la criatura espiritual con un cuerpo lo más parecido al humano. Se les puede tocar, pueden comer, e incluso pueden tener relaciones sexuales. No obstante, según ciertos escritos, éstos cuerpos son solo de "carne y hueso", no de "carne y sangre". Por alguna razón, la sangre es imposible de materializar, y por ende, no tienen sistema circulatorio, aunque si un plasma vital que hace que sean capaces de engendrar hijos híbridos. Es en este estado en que los ángeles bajaron a la Tierra antes del Diluvio, y también se registraron muchas apariciones, como cuando los hombres no distinguían con claridad si eran ángeles u hombres. Se les invitó a comer, y muchos tenían aspecto de hijo del hombre terrestre, aunque sin duda conservaban sus rasgos hermosos y angelicales.

Es este último estado al que los demonios se les ha prohibido materializarse. Aunque dicho castigo no aparece citado de manera explícita en ninguna parte de la Biblia, al parecer esas son las "cadenas de prisión" de las que habla el apóstol. No obstante, por espacios breves de tiempo si pueden materializarse en las otras fases, aunque nunca con el aspecto de su propia personalidad. Por lo tanto, deben tomar otras apariencias, ya sea de difuntos o extraterrestres. Debido a la gran capacidad para copiar cosas (que hemos comentado antes), pueden tomar todos los rasgos del sujeto, voz, movimientos y hábitos repetitivos que tenía en vida.

Es posible que en algunos de éstos breves estados (en que los ángeles no pueden materializarse con su identidad, y deben fingir ser otros), existan momentos en que logran un aspecto sólido y hayan sido tocados. Esto explicaría los pocos casos en que los supuestos muertos se aparecen. No obstante, la mayoría de las visiones sobre difuntos muestran a fantasmas casi etéreos intangibles con aspectos solo visuales y no sólidos, cómo sombras o luces, transparentes, etc. Cómo en la fotografía.

Con respecto a los movimientos de objetos sólidos en éstos casos (llamados Poltergeists), la explicación de algunos estudiosos no deja de ser interesante. Al parecer hay una clase de entidades que al no poder materializarse de ninguna forma, intentan entrar en nuestro plano físico a través de éstos casos. Ya que no puede mover los objetos sólidos por si solo ni tocarlos (al ser de otro plano), el demonio debe concentrar una gran cantidad de energía sacándola del ambiente (calor del ambiente, electricidad, o el mismo calor de las personas), para aplicar ésta fuerza en tan solo un centímetro cuadrado. Hace un gran esfuerzo mental y energético para lograr solo un movimiento, cómo un golpe, botar un vaso, abrir una puerta, encender una luz, tirar el pelo de alguien, etc. Por esa razón, las personas alrededor del fenómeno experimentan frio y una baja súbita en la temperatura, o escalofríos en la nuca. Puede o no haber una manifestación, dependiendo de cuanta energía material se pretenda reunir.

Cuando hay decenas de movimientos o ataques más violentos, es evidente que hay una gran concentración de entidades malignas, quizás legiones, actuando en conjunto. Por lo tanto, en esos casos, la oración es esencial para combatirlos. Tampoco se debe caer en el temor o contar demasiadas veces el asunto a otros, ya que nuestros pensamientos son imanes y pueden abrir puertas. Y no solo los pensamientos del temor a ellos, también nuestros pensamientos inapropiados atraen el mal y la frecuencia maligna. Debe existir fe absoluta en Jehová y en la protección de los ángeles. No sucumbamos al temor, ya que ellos se alimentan de esa energía negativa.