Aunque parezca increíble, la materia para los seres espirituales es lo irreal.
Nuestros sentidos corporales por lo general nos hacen creer que solo lo tangible y visible es la auténtica realidad. Desde pequeños, nos adaptamos a éste ambiente al tocar, gustar, oler y palpar. Pronto, el ser humano solo se adapta a ésta realidad, y a menudo cree que es la única. Éste error lo conduce a la gratificación de los sentidos como la única fuente de felicidad, y provoca el sentimiento nefasto de apego a los bienes materiales.
El camino de la espiritualidad verdadera consiste en que el ser humano a través de la fe, puede obtener la certeza de que es parte de una realidad mayor y más maravillosa. El propósito de la vida consiste en ampliar nuestra visión y comprobar que somos parte de un inmenso universo, de una organización universal superior. Solo a través de la fe y la experiencia religiosa verdadera, el hombre puede liberarse del velo que le impide ver las realidades espirituales.
«Dios es espíritu», JEHOVA es la única y absoluta realidad. Dios existe en el NO- TIEMPO, es el Absoluto y por ende, El es la única realidad Eterna e Inmutable. Ésta realidad fue narrada bajo inspiración cuando el salmista declaró:
Jehová es mi peñasco y mi plaza fuerte y el Proveedor de escape para mí. Mi Dios es mi roca. – Salmo 18:2.
Jehová es una roca perfecta de actividad. Es inmutable, estable y eterno como si fuera una roca. El es la única realidad absoluta.
El universo material es siempre la “arena” en donde tienen lugar todas las actividades espirituales; los seres espirituales y los ascendentes espirituales viven y trabajan en las esferas físicas de la realidad material. En otras palabras, el universo material es la SOMBRA del auténtico universo: el universo espiritual.
Esto es paradójico para la mente materialista del hombre moderno, pero su vida depende del universo espiritual. Lo sólido, eso que el toca y que es real, efectivamente desde la perspectiva superior universal, es lo auténticamente irreal.
“Todas las naciones son como algo inexistente delante de él; como nada y como una irrealidad le han sido estimadas.” – Isaías 40:17
“pero los cuales [hombres] rinden servicio sagrado en una representación típica y sombra de las cosas celestiales” – Hebreos 8:5
Ciertamente para Jehová y para algunas personalidades celestiales, nuestra realidad material es tan irreal y transitoria como una sombra. Parece que el universo celestial es la auténtica realidad más cercana a Dios, y éste proyecta una sombra (quizás por eso el espacio es negro) de una realidad mayor. La materia realmente no parece ser algo tan estable. Estamos sujetos al tiempo. El tiempo nos devuelve a la realidad.
Un hermoso palacio, tan estable y firme, con el paso del tiempo se convierte en un montón de ruinas y finalmente en polvo fino. Lo sólido desaparece. Es una neblina que se va desde la perspectiva de los seres eternos y espirituales. Solo ellos, son auténticamente sólidos. Ellos no perecen por el paso del tiempo, aunque lo curioso es que nosotros consideramos lo espiritual como algo nebuloso, la realidad es que para ellos, nosotros somos tan fugaces como un sueño.
Si meditamos en éstas cosas, comprenderemos que la única forma que tiene el ser humano de encontrar la verdadera realidad, es descubrir la verdadera espiritualidad. La espiritualidad y la relación con Dios es lo único que rompe las cadenas materiales y nos otorga la esperanza de ser seres eternos.
Jehová no desea que sus creaciones desaparezcan. Él con ternura nos extiende la posibilidad de ser los únicos seres materiales que funcionen de forma inversa al paso del tiempo. Nuestros átomos y frecuencias vibratorias se moverán en sentido inverso a la corriente de la entropía normal. Pero no nos equivoquemos. En el Nuevo Mundo nuestras posesiones no serán eternas. Solo nuestras almas lo serán. Ése es el regalo para los Hijos de Dios. Disfrutarán de la creación y producción infinita de recursos materiales, del mismo reciclamiento de la Tierra, pero ellos estarán a un paso de los ángeles. No morirán ni se envejecerán.
Para quienes se acerquen a las realidades eternas, la resurrección con cuerpos celestiales, les maravillará en ese nuevo estado. Sus cuerpos serán verdaderas fuentes autárquicas de energía. No dependerán de la luz de una estrella o del oxígeno. Comenzarán a acercarse a las realidades eternas.
Cada día, no nos aflijamos con nuestro estado material presente. No es la verdadera realidad. Un poder y realidad suprema es la que vigila nuestras vidas. Cuando comience la Nueva Tierra, al despertar en la realidad del Paraíso, nos parecerá un borroso sueño todas nuestras tristes vivencias en éste oscuro mundo.