sábado, 2 de enero de 2010

"Haciendo inescrutables cosas grandes, y cosas maravillosas sin número" y "¿Quién le dirá: ‘¿Qué estás haciendo?’?"


En este blog hemos demostrado que la Biblia no admite ni niega la posibilidad de vida material en otros planetas. También hemos arrojado luz sobre diferenciar el fenómeno OVNI de este tema y percibir que hay múltiples causas para dichas manifestaciones de objetos "no identificados". No tiene que ver, necesariamente, con seres físicos de otros planetas.

Ahora bien, cerrando un poco el tema sobre la vida extraplanetaria material, observaremos algunos pasajes interesantes y que nos hacen reflexionar:

Jesús dijo: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes”. (Juan 14:2,3). ¿Qué son esas “muchas moradas”? Jesús alude que de esas muchas moradas, él va a preparar “un lugar” para sus seguidores. ¿Qué sucede con el resto de los “lugares” o “moradas”? ¿Qué son realmente?

Está claro que los que tienen esperanza celestial (los 144.000) y los ángeles tienen "esferas" o "regiones" determinadas de actividad asignadas a ellos. Esto se desprende de Judas 6: “Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.”
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Este texto es claro y muestra que los ángeles tienen una esfera particular celestial de actividad, “un lugar de habitación”, “una morada”. Jesús dijo que prepararía un lugar o morada para los ungidos. Ahora sabemos que los ángeles tienen otro lugar. ¿Qué son entonces las otras "muchas moradas"? No lo sabemos a ciencia cierta. En realidad no sabemos nada del universo celestial. Así cómo también sabemos muy poco del universo material. Actualmente algunas fuentes han planteado la posibilidad fascinante de que el universo espiritual esté “superpuesto” al universo material y que éste (el material) sea una sombra de una realidad mayor. Esto indicaría que hay algunas regiones de la creación que ahora entendemos como material, pero que estarían conectadas con el universo espiritual. En el fondo la transición de materia en espíritu no seria brusca como hemos llegado a creer, sino que podría ser gradual.

¿Podrían referirse las palabras de Jesús a parte también del universo material? Tal vez así sea, aunque no se sabe con certeza. Jesús habla de que éstas “moradas” están en la casa del Padre. Esto puede ser una referencia al reino celestial, pero también a parte del universo material (o a ambos) del cual se dijo que el Dios verdadero "los extiende como una tienda (o casa)” (Isaías 40:22). En realidad, muchas de éstas frases nos indican que desconocemos mucho de la creación celestial y material.

El libro de Job hace una alusión interesante a algo relacionado. Job 9: 7 al 13 declara:

7 Le dice al sol que no brille,
y en derredor de las estrellas pone un sello,

8 extendiendo los cielos por sí solo
y pisando sobre las altas olas del mar;

9 haciendo la constelación Ash, la constelación Kesil,
y la constelación Kimá y los cuartos interiores del Sur;

10 haciendo inescrutables cosas grandes,
y cosas maravillosas sin número.

11 ¡Miren! Pasa junto a mí, y no [lo] veo;
y sigue adelante, y no lo discierno.

12 ¡Miren! Él arrebata. ¿Quién puede oponerle resistencia?
¿Quién le dirá: ‘¿Qué estás haciendo?’?

13 Dios mismo no volverá atrás su cólera;
debajo de él los ayudantes de un acometedor tienen que inclinarse”

Los textos citados son esclarecedores. Aparte de hablar de lo insignificante que somos, se nos destaca que no podemos entrometernos ni decretar que “esta haciendo Dios” con esas “cosas maravillosas e inescrutables, sin número”.

También se alude a las constelaciones de Ash (no se sabe exactamente que constelación es, pero podría ser la Osa Mayor), Kesil (posiblemente Orión), y Kimá (las Pléyades).

Además se mencionan “los cuartos interiores del sur”, refiriéndose a la región estelar vista hacia el sur desde nuestra perspectiva. Sobre esta expresión aludida a esos cuerpos celestes, literalmente quieren decir “almacenes interiores”, “tiendas eternas”. En Lucas 16:9 encontramos algo muy similar: ”También, les digo a ustedes: Háganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fallen, se los reciba en los lugares de habitación eternos”.
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Esta expresión significa literalmente “tiendas eternas”. ¿Estarán estos lugares de habitación eternos relacionados con las estrellas? ¿Conectaran las órbitas y cercanías de estos astros con parte del universo superior, el espiritual? ¿Por qué J.F, Rutherford en sus libros mencionó que los ángeles venían de “las pléyades” (Libros Liberación y Reconciliación)? Sin duda hay algo relacionado, que aún escapa a nuestro corto entendimiento....

Job 38:3,33 agrega algo no menos interesante:

“ ¿Puedes tú atar firmemente las ligaduras de la constelación Kimá,
o puedes desatar las cuerdas mismas de la constelación Kesil?
¿Puedes hacer salir la constelación Mazarot a su tiempo señalado?
Y en cuanto a la constelación Ash al lado de sus hijos, ¿puedes conducirlos?
¿Has llegado a conocer los estatutos de los cielos, o podrías tú poner su autoridad en la tierra?”

¿Quienes son estos “hijos” de la constelación de Ash? ¿Por qué los humanos no podemos conducirlos? ¿Podrían referirse a las estrellas que son como “hijos” de la constelación de la supuesta Osa Mayor (recordemos que aún no hay seguridad si se refiere la expresión a dicha constelación) y que los hombres no pueden gobernar en sus movimientos? Es probable. Sin embargo, en la misma lectura se utiliza ya la palabra constelación (que ya implica el uso en si mismo de varias estrellas). ¿Por qué entonces hablar de los “hijos” de esta constelación (ya compuesta de estrellas)? Se usa la expresión "constelación" (que ya involucra a las estrellas) e inmediatamente se habla de sus "hijos", lo cual podría referirse a "algo" aparte o distinto a las estrellas. ¿Quiénes podrían ser?
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Deuteronomio 1:36, Job 1:6 y otros numerosos textos usan la expresión “hijos” cuando claramente aluden a la “prole”, ya sea en la tierra, un territorio, o hijos en la región de los espíritus. ¿Quiénes podrían ser esta “prole de las estrellas”? ¿Se refiere a habitantes de otros planetas, los cuales tienen su respectivo sol o estrella como "padre"? Cada cual puede sacar su propia conclusión.

Esto es semejante a los numerosos pasajes bíblicos en dónde aparece la expresión definida y precisa “hombre terrestre”, aludiendo claramente a los hijos de Adán que habitan la Tierra (’a·dhám: “Hombre terrestre”). ¿Podrían haber entonces “hombre extra-terrestres (de fuera de la tierra)?
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Solo es cuestión de tiempo para saberlo. Ahora bien sobre el futuro, hay una declaración interesante en el Fotodrama de la Creación que refleja la opinión que tenían los Estudiantes de la Biblia en esos años (principios del siglo XX) sobre otros muchos planetas que hay en el universo, e incluso algunos de nuestro sistema solar que ahora consideramos inhabitados:

“Estos (otros planetas) serán poblados algún día, y las experiencias de la tierra les servirán de ejemplo De acuerdo con la voluntad divina, el LOGOS será el encargado de la obra creativa en el porvenir como lo ha sido en tiempos pasados, y la Iglesia—su Esposa yá (los 144.000)—no se apartará más de su lado por toda la gloriosa eternidad que le aguarda”.

Estas palabras claramente aluden a la posibilidad de que Jesús y los humanos glorificados actúen como Obreros Maestros o “dioses” (en escala menor, ya que también son inmortales) al participar en la prolongación de la creación. En años recientes se volvió a insinuar algo semejante, o a dejar aquella posibilidad abierta. Sobre lo que pasará después del reinado de mil años se comenta en el libro Adoremos al único Dios verdadero (2002):”Por consiguiente, la función de Jesús y los 144.000 respecto a la Tierra cambiará. ¿Qué harán a partir de entonces? La Biblia no lo indica. Pero si apoyamos fielmente la soberanía de Jehová, estaremos vivos al final del Reinado de Mil Años y descubriremos lo que Jehová se ha propuesto para ellos y para Su imponente universo”. (cáp.10 párr. 17) Quién tenga oídos.....
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El libro Seguridad Mundial Bajo el Príncipe de Paz comenta: “Para toda la eternidad nuestra Tierra tendrá una distinción que no tendrá ningún otro planeta de todo el espacio interminable, aunque la Tierra quizás no sea el único planeta que haya de ser habitado”. (cáp. 22 parr. 10)
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Esto nos trae a la memoria numerosos artículos que hablan de las posibilidades eternas de exploración y de descubrimiento de la vida aquí en la Tierra, y para el resto del Universo en el Nuevo Mundo. Cómo dijo un científico que conoció la verdad: “Entonces tendremos tiempo de explorar y estudiar con detalle las maravillosas creaciones de Jehová Dios y las muchas leyes que él ha establecido para gobernar el impresionante universo material”. Lo que exploraremos y descubriremos en el universo nos llenará de asombro.

Pero no será una tecnología basada en la destrucción y en el daño, tal como sucede ahora. Aquel desarrollo no contaminará la Tierra ni ensuciará los aires. Si el hombre moribundo e imperfecto actualmente puede hacer aparentes “milagros” tecnológicos, ¿qué podría hacer entonces una civilización Perfecta, en dónde sus habitantes vivieran miles de años?
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¿Es probable que otros antes que nosotros, tal como insinúa el Eclesiastés, ya hayan comenzado aquel maravilloso viaje, y estén adelantados a nosotros miles de años? ¿Nos estarán visitando como observadores, sin que mayormente nos percatemos? ¿Es su deseo no interferir con nuestro propio desarrollo? ¿Es una vista del futuro de la humanidad perfecta y obediente? ¿Los conoceremos realmente cerca del final del Milenio? No lo sabemos.
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Sin embargo, aquello podría ser uno de los anuncios más prometedores de la historia humana. Un reflejo del futuro maravilloso que le espera a la humanidad que renazca tras el cambio mundial que se aproxima. El mañana ciertamente será espléndido. Un futuro encantador en dónde solo “el amor habrá de morar y el conocimiento de Jehová llenará toda la tierra como las aguas cubren el mismismo mar”.